sábado, 15 de diciembre de 2012

Excuse me, yo soy Boricua


Excuse Me, yo soy Boricua

            El tapón usual de la salida del Colegio me resulto menos sofocante que la hostil conversación que sostenía con mi madre de camino a casa. “Eres una traidora. Vividora e ignorante de lo peor. Justamente por eso el mundo debe acabar pronto, porque tu generación esta mal, muy mal y terminarán destruyendo lo que quede de mundo.” Al parecer le colmé la paciencia con mi comentario patriótico. “Soy boricua. Amo a Puerto Rico, demasiado, por eso apoyo la estadidad, porque la colonia es una mierda y necesitamos echar pal ante. La estadidad nos provee igualdad ante el mundo, al igual que la independencia. Sea cual sea el resultado final, mi preocupación es la disolución del estatus actual. Quiero lo mejor para mi gente, y francamente no es la colonia. Así que considérame estadista de izquierda.” Con estas palabras, sellé el coraje de mi madre, y con toda la razón del mundo. En una familia de veteranos, trabajadores de gobierno, fervientes estadistas republicanos veneradores del tío Sam, semejante herejía no podía ser tomada de otra forma, especialmente cuando proviene de la más joven de la familia, la universitaria ignorante que de seguro se ha dejado influenciar de ideas diabólicas socialistas y no tiene  idea de lo que es correcto.
            Mientras mi madre continuaba discutiendo indignada respecto a mi errada postura política, reflexionaba sobre que podría hacer para que entendiera que pensar diferente no me hacia estar equivocada; sobra decir que los intentos fueron fallidos. Mi punto se resume en lo siguiente: porque decir que estoy equivocada, si realmente ambas tenemos un mismo fin, impulsado por motivaciones diferentes? Seguramente ahí raya la contradicción       
 Estamos acostumbrados a tres vertientes políticas, acompañadas de un estereotipo errado de los miembros de sus partidos. Los independentistas; ah estos maravillosos rebeldes con barba y sombrero que imitan al Che, no tienen más que hacer que protestar. Si, ellos son los causantes de las huelgas, los paros, las uniones y todas esas manifestaciones en contra de los Estados Unidos. Para más decires, algo así como el cáncer de nuestro país. De salirse con la suya, llevarían a Puerto Rico al hoyo y nos causaran ser exiliados del reino de dios Obama como sucedió con Cuba hace par de años. Así, ellos representan la desgracia, la falta de progreso, el deseo de congelarnos en le tiempo, comer batata y carecer de agua potable. Esa izquierda, afiliada a terroristas como Chávez y Castro, merece más que la muerte, el exilio y la incapacidad de expresar sus absurdas ideas al mundo. Peor aun, como ellos se atreven decir que en Puerto Rico hay los recursos para subsistir sin la ayuda de papa Pecosa? Herejes! Aquí lo que hay es un chorro de mantenidos, ellos deben entender eso, que sin América no se vive. Así le gritan los populares, cuyo único recurso es acudir a Luis Muñoz Marín cada vez que desean enfatizar su punto inútil de porque debemos permanecer como una inservible colonia. Ellos representan el término medio, el jamón del sándwich, ni aquí ni allá. Somos gringos para creernos superiores a los dominicanos, pero muy boricuas para ser iguales a los gringos. Entiéndase que somos la hostia divina, por lo cual Estados Unidos jamás dudaría en romper relaciones con la tierra prometida de las américas. Ni gastos ni problemas, una relación simbiótica mutualista que debe permanecer siempre, eso es lo que es el ELA. Brutos! Así le gritan los estadistas, los más inteligentes y pensantes, las únicas personas que valen la pena en este país. Entiéndase los republicanos, amadores de la nación salvadora, veneradores del “Oh Say” que nos libro del yugo español. Me refiero a este grupo de fieles súbditos del yugo apoyan ciegamente las decisiones de Estados Unidos, sin duda el mejor país del mundo. No existe en el planeta cosa mejor, ni en Europa ni en Sur América hay tanto desarrollo progreso e igualdad. Los americanos son los dadores del pan y la vida, por eso merecen nuestro respeto y nosotros debemos admitir que sin ellos, somos más que un conjunto de moléculas sin sentido.
Tremenda verborrea, senda sopa de plátano, arroz con habichuelas sin sentido, mas de la mismísima mierda de politiquería a la que nos tienen acostumbrados, y nada de razonamiento lógico por aquí. Crecemos escuchando eso, en las casas donde solo hay una bandera, y no es la de aquí. El extremismo de izquierda que se critica, se practica justificando la lealtad y el patriotismo a la nación extraña. Contraste absoluto de lo que dicen los que tienen casas con ambas banderas, y aun más contradictorio a aquellos aposentos donde ondea la mono estrellada. Y es que al menos, los que crecen en ambiente político tienen aunque sea un conocimiento errado del tema, contrario a los que no se les ha inculcado nunca si quiera ni una equivocada postura, por lo cual poco les importa los asuntos que conciernen a los suyos. A mi por ejemplo me enseñaron que ser una estadista y no amar los gringos es una contradicción, bueno mas bien yo digo, ser boricua y no amar la patria, eso si es una contradicción biológica.
 En el fondo de mi corazón entiendo que, se trata de ignorancia. Es un cambio generacional, de un movimiento que busca la libertad, las posibilidades mas allá de lo convencional, ante una generación que no toma riesgos y que vive de rodillas agradecida por la invasión de hace cien años. Si bien es cierto que en su momento, la unión mediocre con los Estados Unidos representó esperanza para un pueblo falto de educación y recursos, hoy nos estanca, limitando nuestro potencial de salir adelante como pueblo. No tengo duda que, en Puerto Rico hay tanto los cerebros como las manos para salir adelante por si mismos, sin necesidad de las migajas que tanto nos cuestan. Lo que si es preciso es que, ese potencial no se puede dar, porque vivimos con mentes cautivas y piernas libres. Estamos mas restringidos que los cubanos, porque pudiendo viajar a cualquier parte del mundo a antojo, somos incapaces de ver mas allá del 100X35. Defecto tras defecto buscamos en otros para justificar nuestra mediocre conformidad. Es en este punto donde me digo a mi misma: no más humillaciones. Porque seguir aguantando abucheos en la convención republicana? Porque tolerar que la mayoría de los estadounidenses no sepan localizar a Puerto Rico en un mapa mundial? Porque aceptar tener que aprender su lengua y ellos no la mía? Para mi entonces, existe una solución, que para muchos es locura, pero véase bajo mi lupa, como la mejor venganza que pueden recibir de nuestra parte. Separación? Para que? Igualdad, eso les duele mas. Igualdad porque ellos tendrán que aceptarme como igual, pero yo siempre tendré presente que soy diferente. Quiero la estadidad, porque deseo más que nadie que mi isla salga del estancado estatus actual. Y si el cambio de estatus por decisión de mi gente significa que entonces, hay que desligarse del ala del águila, con gusto lo acepto y me comprometo a luchar por echar mi país pa alante! Amar la nación, es amar Puerto Rico. Cual bien dijera un gran prócer estadista, la patria no se hace hablando, se hace trabajando.
Con este grito de rebeldía, incito a todos los revolucionarios escondidos que se dejen sentir a viva voz. Habrá un medio que jamás podrán detener, el poder del pensamiento critico, la habilidad de la palabra y la libertad de compartir con mis compatriotas la valentía necesaria para ocasionar un cambio, que empieza por tener la osadía a la expresión, aunque eso cueste. Me uno a las palabras de Chávela Vargas, una gran mujer que dijo que la libertad trae el alto precio de la soledad, porque a nadie le gusta vivir con una persona libre. Vivimos en un país libre a medias, con pensamientos cautivos, lo cual nos ata como ratones de laboratorio a caminar en una rueda sin salida. Es hora de dejar de trabajar en vano para movernos en la rueda, empecemos a construir para nosotros. Debo cerrar, con algo célebre. No se me ocurre más que citar a mi compañero de lucha anti colonial, mí querido Residente Calle 13: Los de abajo vienen conmigo, ahora que entren los que quieran.
            

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